Ahora que los atléticos parece que al fin reaccionan, es el momento para recordar algo que ha pasado de puntillas por todos los medios de comunicación. Algo que se da por sabido y que muchos seguidores rojiblancos, sobre todo los más jóvenes, desconocen: los actuales dueños del Atlético se apropiaron indebidamente del Atlético de Madrid en 1992.
Jesús Gil y Enique Cerezo se hicieron con el control del 94,5 % de las acciones del club con créditos ficticios sin desembolsar jamás dinero alguno, además de apropiarse de 112 millones de los 3.174 socios que sí que pusieron su dinero en la defensa de su amado equipo. En 2003, el difunto presidente fue condenado por todo ello (estafa y apropiación indebida); su hijo Miguel Angel por estafa y Enrique Cerezo por cooperador necesario.
En el 2004, el Tribunal Supremo declaró prescrito el delito de apropiación indebida y condenó a los herederos del difunto a reponer la situación contable del club mediante el pago de 2700 millones de pesetas. Prescrito no es sinónimo de inocente, significa que eres culpable pero has tenido suerte y te has librado de la condena por la lentitud de la justicia.
Ahora que Miguel Angel Gil Marín, en un error garrafal de estrategia que ha indignado aún más a los atléticos y va a acelerar, seguramente contra su voluntad, el fin de ciclo que necesita con urgencia el Atlético, habla en una carta abierta (¡para un solo medio de comunicación!) a los socios de la injusticia de las sociedades anónimas, conviene recordar que su padre fue el principal impulsor de las SAD y que hizo lo imposible para quedarse en propiedad el club, llegando a bloquear el proceso electoral que debió haber en 1991 y a expulsar de socios a atléticos ilustres como Enrique Sánchez de León, Vicente Calderón o Enrique Ibáñez, el histórico doctor del Atleti. Los echó ilegal e injustamente, sin motivos, para evitar que le plantaran sombra en la conversión en sociedad anónima.
Conviene recordar muchas cosas que se han contado de tapadillo porque el Atleti vende mucho y es mejor mirar para otro lado y alabar a la abnegada, fiel y maravillosa afición del equipo y alimentar la poética del sufridor, por no decir perdedor, que hablar de estos asuntos tan feos que tan poco tienen que ver con el fútbol. Conviene recordar que el Atleti era un grande y que desde 1987 se ha empequeñecido por una mala gestión de sus ilegítimos dueños. Conviene recordar que lo del Pupas surgió por perder la final de la Copa de Europa no por bajar a Segunda o jugar la Intertoto, que las campañas de imagen fueron fabulosas, pero alimentaron el victimismo y fomentaron el conformismo y que bajara la exigencia de los seguidores colchoneros.
Conviene recordar que el Atlético sólo es suyo porque prescribió el delito de apropiación indebida. Conviene recordar que el atlético puede volver a ser propiedad de los atléticos. Conviene mirar al futuro, pero siempre conviene recordar y no olvidar por qué y por quiénes el Atlético dejó de ser un grande para convertirse en simplemente un histórico.
Jesús Gil y Enique Cerezo se hicieron con el control del 94,5 % de las acciones del club con créditos ficticios sin desembolsar jamás dinero alguno, además de apropiarse de 112 millones de los 3.174 socios que sí que pusieron su dinero en la defensa de su amado equipo. En 2003, el difunto presidente fue condenado por todo ello (estafa y apropiación indebida); su hijo Miguel Angel por estafa y Enrique Cerezo por cooperador necesario.
En el 2004, el Tribunal Supremo declaró prescrito el delito de apropiación indebida y condenó a los herederos del difunto a reponer la situación contable del club mediante el pago de 2700 millones de pesetas. Prescrito no es sinónimo de inocente, significa que eres culpable pero has tenido suerte y te has librado de la condena por la lentitud de la justicia.
Ahora que Miguel Angel Gil Marín, en un error garrafal de estrategia que ha indignado aún más a los atléticos y va a acelerar, seguramente contra su voluntad, el fin de ciclo que necesita con urgencia el Atlético, habla en una carta abierta (¡para un solo medio de comunicación!) a los socios de la injusticia de las sociedades anónimas, conviene recordar que su padre fue el principal impulsor de las SAD y que hizo lo imposible para quedarse en propiedad el club, llegando a bloquear el proceso electoral que debió haber en 1991 y a expulsar de socios a atléticos ilustres como Enrique Sánchez de León, Vicente Calderón o Enrique Ibáñez, el histórico doctor del Atleti. Los echó ilegal e injustamente, sin motivos, para evitar que le plantaran sombra en la conversión en sociedad anónima.
Conviene recordar muchas cosas que se han contado de tapadillo porque el Atleti vende mucho y es mejor mirar para otro lado y alabar a la abnegada, fiel y maravillosa afición del equipo y alimentar la poética del sufridor, por no decir perdedor, que hablar de estos asuntos tan feos que tan poco tienen que ver con el fútbol. Conviene recordar que el Atleti era un grande y que desde 1987 se ha empequeñecido por una mala gestión de sus ilegítimos dueños. Conviene recordar que lo del Pupas surgió por perder la final de la Copa de Europa no por bajar a Segunda o jugar la Intertoto, que las campañas de imagen fueron fabulosas, pero alimentaron el victimismo y fomentaron el conformismo y que bajara la exigencia de los seguidores colchoneros.
Conviene recordar que el Atlético sólo es suyo porque prescribió el delito de apropiación indebida. Conviene recordar que el atlético puede volver a ser propiedad de los atléticos. Conviene mirar al futuro, pero siempre conviene recordar y no olvidar por qué y por quiénes el Atlético dejó de ser un grande para convertirse en simplemente un histórico.