Estimado señor Forlán...
Soy un humilde seguidor de un club de fútbol llamado Atlético de Madrid que usted no conocerá, o no querrá conocer, pero que para mucha gente significa algo más que once jovenzuelos multimillonarios que tratan de meter una pelota en la portería contraria vestidos con un traje de colores llamativos. Me va a perdonar que perturbe su compleja y atareada vida robando parte de su preciado tiempo pero me he tomado la molestia de escribir esta carta después de que el otro día escuchara con dañino estupor sus “sinceras” declaraciones delante del actual ministro del fútbol. En concreto me refiero a la parte en la que definió al club de mis amores (y como ha dejado claro no de los suyos) como de equipo “no grande”. Señor Forlán, no sé qué definición se maneja en Uruguay para definir el concepto de grande pero por ir a un lugar común, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, que es tan válido aquí como en su querida Montevideo, lo define de la siguiente forma: “que supera en tamaño, importancia, dotes, intensidad, etc.. a lo común y regular”, definición que personalmente me parece bastante acertada.
Hablemos de tamaño señor Forlán. El club que con tanta crueldad usted desprecia metiéndolo en el cajón de lo “común o regular” (¿o era aun más abajo?) resulta tener oficialmente y a día de hoy 47515 abonados (solo dos equipos tienen más), un estadio 5 estrellas (sólo hay dos equipos de primera división que pueden decir lo mismo), el tercer presupuesto de la liga (si, esa inmensa bolsa de dinero de la que usted cobra y que resulta ser también más gorda de “lo común y regular”), los sueldos más altos de la liga (sólo por detrás de los dos de siempre excepto por ejemplo en su caso particular que no tiene nada que envidiar ni siquiera a los que juegan en esos equipos). ¿Sería usted capaz señor Forlán de citar un sólo equipo de los 11 que están por delante de usted en la clasificación (aparte de Madrid y Barça) que tenga un tamaño de club más grande que el Atleti? ¿No le parece que simplemente en tamaño está por encima de lo “común y regular”?
Hablemos de importancia señor Forlán. Dado la atareado de su vida y el poco tiempo que le queda a diario estando, como supongo que estará, 24 horas al día dedicado en cuerpo y alma al club que le paga (y muy bien, por cierto) supongo que no habrá nunca reparado en que existe una sala de trofeos no muy lejos de donde usted disfruta del “yacusi”. Si hubiese entrado alguna vez allí o simplemente se hubiese tomado la molestia de saber lo que hay dentro (bastaba con preguntar a cualquier de los que cariñosamente se acercan a que les firme un autógrafo y que usted despacha con fría y presunta profesionalidad) habría observado, probablemente con estupor, las ligas y copas que tiene ese escudo sobre el usted escupe hoy sin ningún reparo. Si sumase todas esas copas que tan poca cosa le dice (si necesita ayuda para hacerlo no tiene más que pedirla) vería que el número supera el equivalente del resto de equipos contra los que usted se enfrenta cada semana (excepto los de siempre, claro). No sé si a usted le parece o no importante pero si se lo debe parecer a la cantidad de gente que paga por ver los partidos que usted juega por televisión y que a tenor de lo que dicen las estadísticas, somos el tercer equipo que más dinero genera por este concepto. Desgraciadamente no pueden decir lo mismo los 11 equipos (aparte de Madrid y Barça) que están por encima de usted en la clasificación ni tampoco los de abajo, pero eso no supone ningún problema para que unos y otros les humillen a usted y a sus compañeros en el campo cada domingo (y dejémoslo así porque prefiero no ser consciente de que usted y sus compañeros no se sienten humillados porque literalmente les importa una mierda todo esto). ¿No le parece que la importancia de este equipo está por encima de lo común? Pregunte por ahí y se llevará una incómoda sorpresa.
Pero hablemos también de intensidad, señor Forlán que es muy interesante. Desde luego no me estoy refiriendo a la intensidad con la que usted y sus compañeros encaran los partidos cada domingo, ni la intensidad con la que defienden los colores en el campo, ni la intensidad con la que defienden el nombre del club frente a los periodistas. No, claro es imposible meter la palabra intensidad en un contexto como ese pero afortunadamente ni usted ni sus compañeros son el Atlético de Madrid. Como mucho (y ni siquiera todos) son gente que juega para el Atlético de Madrid que me temo no es lo mismo. Yo me estaba refiriendo a la intensidad de los miles de personas que se dejan la vida y el sueldo cada domingo y que son capaces de abrir todos los telediarios del mundo cuando baten el record de abonados al bajar a segunda división. Si, esas almas inocentes a cuya intensidad ustedes apelan cuando tienen miedito de algún feroz rival de segunda división B. Usted no lo sabrá (¿cómo podría saberlo?) pero pregunte a sus amigos periodistas y en eso no creo que sean capaces también de mentir como acostumbran y le dirán que intensidad es precisamente lo que le sobra a este club.
Según estoy escribiendo esto señor Forlán me doy cuento de que no alcanzo a comprender lo que usted quería decir cuando definió a mi equipo como de no grande. ¿No será que quería decir otra cosa y no sabía cómo decirlo? Creo de hecho que me he dado cuenta de cuál es el problema. Me temo que usted anda algo confundido con los términos respecto a lo que es el Atlético de Madrid. Quizás usted ha interpretado erróneamente que el Atleti es esa colección de perdedores millonarios con los que usted comparte vestuario y ducha pero de los que sabe tan poco como ellos de usted. A lo mejor se piensa que el director deportivo tiene algo que ver con este club pero resulta que no, que fue un jugador del Valencia y que después siguió en ese club hasta que lo echaron por negligente para que su querido MA Gil le regalara un sueldo tan suculento como el suyo pero implicándose en su trabajo incluso menos que la mayoría de sus compañeros de vestuario. Puede señor Forlán que incluso esté convencido de que todo esto que se llama Atlético de Madrid sea propiedad de ese tipo avinagrado y malo de apellido Gil pero resulta que si mostrara el más mínimo interés por conocer el lugar donde trabaja sabría que existe una sentencia judicial (no lo digo yo, lo dice un juez) que niega tal afirmación.
Señor Forlán, no quiero robarle más tiempo que supongo estará ocupado intentando analizar la razón de su lamentable estado de forma. Simplemente un consejo y una matización. El consejo es que si pretende ser un profesional actúe como tal. Si no pretende mostrar ningún tipo de empatía por ese escudo que lleva en la camiseta no hay problema mientras se vacíe en el campo y meta goles pero evite pronunciarse sobre aspectos del club que no entiende y sobre todo no apele luego al cariño popular para esconder sus errores porque eso no es lo que hacen los profesionales. El día que falle le chillaré e insultaré por hacerlo (cosa que no había hecho hasta hoy). Si yo tengo un fallo en mi empresa mi jefe hace lo mismo conmigo así que entiendo que es lo justo entre profesionales que trabajan por dinero.
El matiz, señor Forlán. Me temo que cuando usted se refería a que no estaba en un club grande se refería en realidad a que no formaba parte de un equipo grande. En eso estoy de acuerdo con usted. El equipo del que usted forma parte (y que el año que viene será otro distinto con la misma camiseta) más que no ser grande resulta ser muy pequeño y basta echar un vistazo a lo que ustedes hacen todas las semanas para confirmarlo. Irónicamente ahí yo no puedo hacer nada pero usted si, así que la próxima vez que quiera caer simpático a los periodistas aplíquese el cuento y haga un poco de autocrítica en lugar de echar su pestilente mierda a los demás. Usted llegó hace pocos años pero yo ya llevaba treinta. Usted se irá dentro de poco (que supongo es lo que está buscando con toda esta mascarada) pero yo seguiré aquí hasta que me muera. ¿Se da cuenta señor Forlán de la moraleja de esta historia? Yo se la cuento, no se preocupe. La moraleja es que el equipo desgraciadamente es usted pero el Atlético de Madrid afortunadamente somos nosotros.
Un último recordatorio señor Forlán. Usted jugará donde pueda o quiera pero ni ha estado ni estará en su vida en un club más grande que el Atlético de Madrid. Se lo aseguro.
Un fraternal saludo.
Soy un humilde seguidor de un club de fútbol llamado Atlético de Madrid que usted no conocerá, o no querrá conocer, pero que para mucha gente significa algo más que once jovenzuelos multimillonarios que tratan de meter una pelota en la portería contraria vestidos con un traje de colores llamativos. Me va a perdonar que perturbe su compleja y atareada vida robando parte de su preciado tiempo pero me he tomado la molestia de escribir esta carta después de que el otro día escuchara con dañino estupor sus “sinceras” declaraciones delante del actual ministro del fútbol. En concreto me refiero a la parte en la que definió al club de mis amores (y como ha dejado claro no de los suyos) como de equipo “no grande”. Señor Forlán, no sé qué definición se maneja en Uruguay para definir el concepto de grande pero por ir a un lugar común, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, que es tan válido aquí como en su querida Montevideo, lo define de la siguiente forma: “que supera en tamaño, importancia, dotes, intensidad, etc.. a lo común y regular”, definición que personalmente me parece bastante acertada.
Hablemos de tamaño señor Forlán. El club que con tanta crueldad usted desprecia metiéndolo en el cajón de lo “común o regular” (¿o era aun más abajo?) resulta tener oficialmente y a día de hoy 47515 abonados (solo dos equipos tienen más), un estadio 5 estrellas (sólo hay dos equipos de primera división que pueden decir lo mismo), el tercer presupuesto de la liga (si, esa inmensa bolsa de dinero de la que usted cobra y que resulta ser también más gorda de “lo común y regular”), los sueldos más altos de la liga (sólo por detrás de los dos de siempre excepto por ejemplo en su caso particular que no tiene nada que envidiar ni siquiera a los que juegan en esos equipos). ¿Sería usted capaz señor Forlán de citar un sólo equipo de los 11 que están por delante de usted en la clasificación (aparte de Madrid y Barça) que tenga un tamaño de club más grande que el Atleti? ¿No le parece que simplemente en tamaño está por encima de lo “común y regular”?
Hablemos de importancia señor Forlán. Dado la atareado de su vida y el poco tiempo que le queda a diario estando, como supongo que estará, 24 horas al día dedicado en cuerpo y alma al club que le paga (y muy bien, por cierto) supongo que no habrá nunca reparado en que existe una sala de trofeos no muy lejos de donde usted disfruta del “yacusi”. Si hubiese entrado alguna vez allí o simplemente se hubiese tomado la molestia de saber lo que hay dentro (bastaba con preguntar a cualquier de los que cariñosamente se acercan a que les firme un autógrafo y que usted despacha con fría y presunta profesionalidad) habría observado, probablemente con estupor, las ligas y copas que tiene ese escudo sobre el usted escupe hoy sin ningún reparo. Si sumase todas esas copas que tan poca cosa le dice (si necesita ayuda para hacerlo no tiene más que pedirla) vería que el número supera el equivalente del resto de equipos contra los que usted se enfrenta cada semana (excepto los de siempre, claro). No sé si a usted le parece o no importante pero si se lo debe parecer a la cantidad de gente que paga por ver los partidos que usted juega por televisión y que a tenor de lo que dicen las estadísticas, somos el tercer equipo que más dinero genera por este concepto. Desgraciadamente no pueden decir lo mismo los 11 equipos (aparte de Madrid y Barça) que están por encima de usted en la clasificación ni tampoco los de abajo, pero eso no supone ningún problema para que unos y otros les humillen a usted y a sus compañeros en el campo cada domingo (y dejémoslo así porque prefiero no ser consciente de que usted y sus compañeros no se sienten humillados porque literalmente les importa una mierda todo esto). ¿No le parece que la importancia de este equipo está por encima de lo común? Pregunte por ahí y se llevará una incómoda sorpresa.
Pero hablemos también de intensidad, señor Forlán que es muy interesante. Desde luego no me estoy refiriendo a la intensidad con la que usted y sus compañeros encaran los partidos cada domingo, ni la intensidad con la que defienden los colores en el campo, ni la intensidad con la que defienden el nombre del club frente a los periodistas. No, claro es imposible meter la palabra intensidad en un contexto como ese pero afortunadamente ni usted ni sus compañeros son el Atlético de Madrid. Como mucho (y ni siquiera todos) son gente que juega para el Atlético de Madrid que me temo no es lo mismo. Yo me estaba refiriendo a la intensidad de los miles de personas que se dejan la vida y el sueldo cada domingo y que son capaces de abrir todos los telediarios del mundo cuando baten el record de abonados al bajar a segunda división. Si, esas almas inocentes a cuya intensidad ustedes apelan cuando tienen miedito de algún feroz rival de segunda división B. Usted no lo sabrá (¿cómo podría saberlo?) pero pregunte a sus amigos periodistas y en eso no creo que sean capaces también de mentir como acostumbran y le dirán que intensidad es precisamente lo que le sobra a este club.
Según estoy escribiendo esto señor Forlán me doy cuento de que no alcanzo a comprender lo que usted quería decir cuando definió a mi equipo como de no grande. ¿No será que quería decir otra cosa y no sabía cómo decirlo? Creo de hecho que me he dado cuenta de cuál es el problema. Me temo que usted anda algo confundido con los términos respecto a lo que es el Atlético de Madrid. Quizás usted ha interpretado erróneamente que el Atleti es esa colección de perdedores millonarios con los que usted comparte vestuario y ducha pero de los que sabe tan poco como ellos de usted. A lo mejor se piensa que el director deportivo tiene algo que ver con este club pero resulta que no, que fue un jugador del Valencia y que después siguió en ese club hasta que lo echaron por negligente para que su querido MA Gil le regalara un sueldo tan suculento como el suyo pero implicándose en su trabajo incluso menos que la mayoría de sus compañeros de vestuario. Puede señor Forlán que incluso esté convencido de que todo esto que se llama Atlético de Madrid sea propiedad de ese tipo avinagrado y malo de apellido Gil pero resulta que si mostrara el más mínimo interés por conocer el lugar donde trabaja sabría que existe una sentencia judicial (no lo digo yo, lo dice un juez) que niega tal afirmación.
Señor Forlán, no quiero robarle más tiempo que supongo estará ocupado intentando analizar la razón de su lamentable estado de forma. Simplemente un consejo y una matización. El consejo es que si pretende ser un profesional actúe como tal. Si no pretende mostrar ningún tipo de empatía por ese escudo que lleva en la camiseta no hay problema mientras se vacíe en el campo y meta goles pero evite pronunciarse sobre aspectos del club que no entiende y sobre todo no apele luego al cariño popular para esconder sus errores porque eso no es lo que hacen los profesionales. El día que falle le chillaré e insultaré por hacerlo (cosa que no había hecho hasta hoy). Si yo tengo un fallo en mi empresa mi jefe hace lo mismo conmigo así que entiendo que es lo justo entre profesionales que trabajan por dinero.
El matiz, señor Forlán. Me temo que cuando usted se refería a que no estaba en un club grande se refería en realidad a que no formaba parte de un equipo grande. En eso estoy de acuerdo con usted. El equipo del que usted forma parte (y que el año que viene será otro distinto con la misma camiseta) más que no ser grande resulta ser muy pequeño y basta echar un vistazo a lo que ustedes hacen todas las semanas para confirmarlo. Irónicamente ahí yo no puedo hacer nada pero usted si, así que la próxima vez que quiera caer simpático a los periodistas aplíquese el cuento y haga un poco de autocrítica en lugar de echar su pestilente mierda a los demás. Usted llegó hace pocos años pero yo ya llevaba treinta. Usted se irá dentro de poco (que supongo es lo que está buscando con toda esta mascarada) pero yo seguiré aquí hasta que me muera. ¿Se da cuenta señor Forlán de la moraleja de esta historia? Yo se la cuento, no se preocupe. La moraleja es que el equipo desgraciadamente es usted pero el Atlético de Madrid afortunadamente somos nosotros.
Un último recordatorio señor Forlán. Usted jugará donde pueda o quiera pero ni ha estado ni estará en su vida en un club más grande que el Atlético de Madrid. Se lo aseguro.
Un fraternal saludo.